El miedo.

Cada mañana despierto pensando en que vas a volver, que con solo mirar a un lado de la acera vas a estar ahí mirándome con tu mirada fulminante. Me gustaría caminar y no estar aterrada pensando en que aparecerás, en que me cogerás y me arrastrarás contigo a las sombras. En que volverás a resurgir del mal y al final acabar la acción que gracias a Dios no pudiste terminar, no me pudiste matar. Mucho intentaste con palabras y con las manos pegándome fuertemente donde más me dolía pero al final mi mente fue más fuerte que tu destreza física. Nunca aprenderás, nunca te arrepentirás del daño que pudiste hacer; Nunca aprenderás a pedir perdón por tus errores y siempre te encontrarás solo.